Increíblemente,
le estaba haciendo caso a Mikel y ahora comía un poco más que antes. Este chico
cuando quiero es un cielo.
Me
cepillé el pelo y me lo dejé suelto con el flequillo cogido hacia atrás por
unas horquillas.
Había
quedado con unos amigos de la calle para aprender a manejar la moto. Según
ellos, tener 16 años y no haber cogido nunca una moto es ‘’No haber tenido
infancia’’.
Me
subí la cremallera de la sudadera negra y me bajé las escaleras en silencio.
Mi
tío estaba durmiendo y cada vez que se despertaba por algún ruido, aunque no lo
hubiera hecho yo, lo pagaba conmigo.
El
día estaba muy bueno, y no hacía ni frío ni calor.
Los
pájaros cantaban alegremente y no pasaba ningún coche por la zona.
Anduve
por la calle desierta, escuchando por el iPod la canción ‘’I miss the
misery’’ de Halestorm.
Mis
amigos esperaban en un descampado donde allí podría coger la moto con
tranquilidad, sin el miedo de atropellar a nadie.
Llegué
en 10 minutos.
Allí
estaban todos, Ricky, Jhonny, Sara y Paco.
-
¡Ei!
– saludé con voz fuerte.
Los
otros me saludaron sonrientes.
-
¡Hola
guapa! – saludó Ricky, dándome dos besos.
Jhonny
le empujó y se puso delante de mí.
-
¡Pequeñita!
Me
abrazó durante 7 largos segundos. Fue Paco el que le empujo, solo que estaba ya
venía directo a los labios.
Le
di un empujón disimuladamente y le un abracé.
Sabía
que estos tres iban de broma, pero por si acaso… ¡La boca donde la pueda ver!.
Miré
a Sara pidiendo ayuda con la mirada. Esta rió y me alejo de aquellos tres.
-
Tranquila,
que conmigo estás segura – me dijo guiñándome un ojo.
Le
sonreí agradecida.
-
Bueno
Alicia, ¿Preparada para atropellar a gatos y viejas? – bromeó Ricky.
-
¡Pues
claro! ¡Y la primera victima serás tu!
Le
guiñé un ojo y me dirigí a la moto que habían traído.
Me
senté y agarré el manillar con fuerza. La llave ya estaba puesta.
Jhonny,
que es el que más sabe de motos, se acercó y se puso a mi lado.
-
Muy
bien Alicia… pon una mano en el manillar y otra en la parte trasera
Obediente,
hice lo que me indicó.
-
Ahora
déjate impulsar un poco…
La
moto empezó a moverse en línea recta, con lentitud, pero empezó a moverse.
-
Las
curvas las debes coger con suavidad – exclamó Paco al verme tan ilusionada.
-
¡Eso
tía!
Reí
y les saqué la lengua.
De
nuevo, me impulsé y esta vez salí a toda la velocidad por el descampado,
dejando a todos con la boca abierta.
No
lo hago nada mal, se podría decir que no es la primera vez que cojo una moto,
algo que no es cierto.
Di
cientos de vuelta, la siguiente con mayor velocidad y con menos precaución.
-
Alicia,
ten cuidado no te vayas a matar – dijo Jhonny realmente preocupado.
-
¡Tranquilo,
estoy de puta madre! – grité, soltando una mano del manillar y elevándola hacia
el cielo.
Me
salí un momento del descampado.
Es
peligroso, ya que no tengo carnet ni llevo casco. Pero… hay que vivir la vida,
¿No? ¡Carpe diem!
Crucé
una curva con suavidad y me metí de nuevo en el descampado.
Miré
hacia atrás sonriendo.
-
¡Alicia
cuidado!
Miré
al frente y me encontré con Mikel ha unos metros de mi.
-
¡Hostia,
Mikel!
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