jueves, 16 de mayo de 2013

Capitulo 7


-          Alicia… ¿Has comido?

Negué sin mirarle.

-          Normal que te marearas… deberías comer algo
-          No tengo ganas – contesté con el tono seco.
-          Si, claro… Alicia, no estás gorda.

Le miré sorprendida.

-          Escúchame, NO ES-TAS GOR-DA

Le desvié de nuevo la mirada.
-          Yo me veo un poco…
-          Pues no lo estas, créeme.

Sonreí con debilidad.
Sentí como sus labios entraban en contacto con mi mejilla.
De mi mejilla paso al cuello, haciendo que escalofrío me recorriera todo el cuerpo.
No opuse resistencia, aun estaba un poco mareada y no tenía fuerzas.
Mikel seguía dándome besos en el cuello, cada uno con más ganas. Pero, raramente, no se dirigía en ningún momento a los labios.

-          ¿Alicia?

Se apartó de mí para ver quien dijo mi nombre.

-          ¡Hola Albert! – saludé, sonriendo un poco.

<<Salvada por los pelos…>> pensé, al darme cuenta de que Mikel se había separado de mi con mala gana.

Albert se acerco a nosotros.

-          ¿Qué hacéis aquí? – preguntó mirándonos a los dos.
-          Me he mareado un poco… - contesté, intentando quitarle importancia al asunto.
-          ¿Ya estás mejor?
-          Si, gracias.

Albert miró a Mikel.

-          Mikel, yo me quedo con Alicia, tengo hora libre, tu puedes irte a tu clase.

Mikel abrió la boca para protestar, pero antes de que dijera nada, le corté.

-          Hazle caso y vete. No pierdas tiempo.

Mikel me lanzó una mirada extraña y se fue refunfuñando.
Albert me sonrió y se sentó a mi lado.

-          Que asco de tío… - murmuró fulminándolo con la mirada.

No contesté. Me llevé la mano al cuello, justo donde me había estado besando.

Mientras en el patio.

-          ¿Y Alicia?
-          Albert se ha quedado con ella…

Mikel se dirigió a sus amigos, los cuales, habían dejado el baloncesto para jugar al fútbol.

-          ¿No ha pasado nada entre vosotros? – preguntó Sergio pasándole el balón.
-          Solo le he besado el cuello, pero le podría haber besado en la boca.
-          ¡Joder, tío! ¡Pues lo hubieras hecho!

Mikel rió.

-          Sergio, yo quiero acostarme con ella. Con un beso ahora sería peor y me evitaría más.

Su amigo no contestó, el tenía razón.
Mikel siguió jugando al fútbol, convencido de que entre el y yo pasaría algo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario