jueves, 22 de agosto de 2013

Capitulo 32

En junio, el último día de instituto

Al fin el día más esperado por todo había llegado. El último día de instituto. Aun no me lo podía creer.

Llegué al instituto y entré en clase. El profesor no había llegado, y más bien solo había cuatro alumnos. Sin contarme a mí, claro.

Mikel estaba entre ellos, ya que le pedí que viniese por mí. Aparte de que no íbamos a hacer mucho.
Me senté a su lado, y el sonrió, acariciándome la pierna con ternura.

-          Buenos días – susurré sonriendo, juntándome un poco más a el.
-          Buenos días princesa

Cerré los ojos riendo. Miré a mi espalda, los pocos alumnos que estaban en clase, iban medio dormidos o jugaban con el móvil.

Me aproximé a el y le di un beso corto y rápido, dejándole con ganas de más.

-          Luego – sonreí mirándole los labios
-          Ten cuidado, que el otro día nos pilló Albert en el baño…
-          Ya, bueno, buscaremos otro lugar

Justo en ese momento llegó el profesor. Se sentó en la silla y sacó el móvil.

-          ¿Qué miráis? Ha hacer lo que queráis, venga vamos

En menos de un minuto ya estábamos todos sacando unos portátiles del instituto o mirando el móvil a escondidas.

* * *

Entré en el baño lo más deprisa posible. En nada tocaría la campana para volver a clase y llegaría tarde a este paso.
Hice todo lo que tuve que hacer en el, y cuando quise salir, un chico me echó atrás.

-          ¿Qué haces idiota? – protesté mirando al Albert.
-          Calla de una vez

Me empujó a la pared y me apretó en ella.

-          Suéltame, ¡¿estás loco?!
No me hacía ningún caso, estaba muy concentrado en apretarme más fuerte hacia ella, haciéndome daño en la espalda.

-          ¡Ayuda! – grité dándole golpes en el pecho - ¡Qué me dejes de una puta vez!
-          ¿Te tengo que drogar para que te dejar follar?
-          Ni drogada lo haría contigo

En ese momento, Mikel apareció mágicamente por la puerta. Al ver a Albert apretó los puños y se fue directo hacia el.
Sin que pudiese hacer nada, los dos se estaban pegando como dos animales.

-          ¡Parad por favor!

Agarré a Mikel y le intenté quitar de pelea, algo que era muy difícil.

-          ¡Por favor! ¡Mikel por favor!

Me miró a los ojos unos segundos y se quitó de encima de Albert, el cuál yacía tirado en el suelo, vencido.

-          ¡Ni se te ocurra volverte a acercar a Alicia!

Me cogió de la mano y salimos del baño. Los dos en silencio.

-          ¿Cómo estás? – preguntó Mikel.
-          Bien… pero tu estás sangrando por el labio
-          No es nada, tranquila
-          ¿Nos escapamos y te lo curo?

Sonrió y asintió. Corrimos por el pasillo hasta salir fuera, donde allí saltamos la verja.

-          A ti todo el mundo te quiere violar, mona – comentó Mikel riendo.
-          Eres un tonto
-          Tu tonto
-          Exacto

Nos abrazamos y le di un beso, manchándome los labios de un poco de sangre. El me lo correspondió con ganas.

-          Ai, Mikel… me llenas de sangre

Se separó riendo y me lamió los labios aposta. Reí.

-          Idiota

Y así, todo acabó bien, pero no con Albert. Y por eso no quiero que Mikel sepa que el está donde nosotros, porque se armaría una buena.

domingo, 18 de agosto de 2013

Capitulo 31

-          Elena y Àlex están… ya sabéis

Sonreí. Si al final iba a tener razón y ellos dos tenían algo entre manos.

-          ¿Desde cuando salís? – preguntó Sergio con curiosidad.
-          Hace ya un mes, tío

Se abrazaron. Les sonreí complacida, quizás era mucho mejor así.

-          Espero que duréis – dijo Karen sonriente.
-          ¿Dónde están Àlex  y Elena, por cierto?
-          A saber…

Reímos. No podía estar más feliz en este momento.

* * *

Salí a dar una vuelta, pero sin nadie de acompañante, sola. Justo al lado de la casa de verano había una playa y me apetecía visitarla.

Paseando tranquilamente me encontré a Elena, también estaba sola y sonreía tontamente. Enseguida adiviné el porque.
-          ¡Elenita!

Me acerqué y ella se me quedó mirando aun sonriendo.

-          ¿Qué haces aquí sola? – pregunté al estar a su lado.
-          Podría preguntarte lo mismo
-          Ya… si bueno, tienes razón


Quedamos en silencio. Mirabas el mar, como iba y venía.

-          ¿Qué tal con Àlex?
-          Perfecto, ¿Y tú con Mikel?
-          Genial

Estuvimos más en silencio. Hasta que Elena me miró con una pequeña sonrisa.

-          ¿Te dio fuerte anoche?

Giré la cabeza hacia ella, sorprendida y a la vez divertida. Que cabrona.

-          ¡Guarra!
-          ¡Te dio muy fuerte!

Salió corriendo y yo detrás de ella. Reíamos a más no poder.
Las dos estábamos felices y contentas. Al fin habíamos encontrado a alguien que nos llenase, alguien que nos hiciese felices.

Paré de correr, hacía demasiado calor y no tenia mucha energía que digamos.
Elena me sacó la lengua y se fue a un pequeño chiringuito que había justo al lado de nosotras.

Con un pequeño esfuerzo, me desplacé hacia allí para pedir un refresco bien fresco. Elena ya lo estaba pidiendo, y por suerte me pidió una a mi antes de que llegara.

-          Gracias – dije contenta, cogiendo el refresco y dándole un primer sorbo.

Mientras hablábamos animadamente fueron llegando más personas, la mayoría extranjeros.

Uno de ellos me dio con el codo en la cabeza, haciendo que tirase medio refresco. Ni siquiera pidió perdón.

-          Al menos discúlpate – me quejé mirándole, estaba a espaldas de mi.

El chico se giró un poco ya que le acababa de cortar en medio de una conversación. Abrió muchos los ojos al verme, pero más los abrí yo.

-          ¿Qué mierda haces aquí?

Albert me miraba con una mezcla de temor y odio. Las últimas semanas en el instituto nos distanciamos por completo.

-          No, no.. ¿Qué haces siguiéndome? – le espeté enfadada.
-          Siempre paso mis vacaciones aquí
-          Y yo las mías – en verdad nos la pasaba, pero no quería quedar,  como decirlo… ¿en evidencia?
-          ¿Y con quien las pasas?
-          Con mis amigos, ¿con quien si no?
-          Y también con Mikel.
-          Exacto, y también con mi novio

No se sorprendió al escuchar ‘’mi novio’’, ya que el nos pilló besándonos en el baño del instituto. Por suerte no dijo nada a nadie.

-          Pues más te vale no molestarnos – dije con frialdad.
-          Lo mismo digo, muñeca

Le hice una mueca y me levanté con Elena para ir a otro lugar en el que no estuviera el.

-          Elena por favor, no le digas a Mikel que Albert está aquí – pedí.
-          Vale, tranquila… me callaré la boca

Nos abrazamos. Estaba preocupada, si Mikel se enteraba de Albert, todo se liaría mucho, sobre todo desde lo que pasó el último día de Instituto.


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¡Hola! Bueno pido perdón por no subir antes, pero no tengo mucha inspiración ultimamente. Espero que os haya gustado el capítulo y que pongáis vuestra opinión sobre el y la novela en mi Ask: http://ask.fm/Alicialaloca

sábado, 3 de agosto de 2013

Capitulo 30

Abrí los ojos poco a poco. Una tenue luz entraba por las rendijas de la persiana, que permanecían cerradas desde anoche.
Suspiré y acaricié la mano de Mikel, que reposaba en mi cintura.

Sonreí, lo había hecho con Mikel, aun ni me lo creía. Fue todo especial, mágico… no hay palabras para describir lo que siento.

Hice ademán de levantarme, pero caí de bruces a la cama por culpa de una fuerza en mi vientre.

-          ¡Mikel! – reí mientras le miraba como podía - ¡No seas tonto!

El sonrió y me dio un beso dulce en los labios.

-          ¿Cómo te encuentras? – me miró a los ojos.
-          Mejor que nunca

Me tiré encima de el y le besé, contenta. Me siguió el beso mientras sonreía.
Los dos estábamos desnudos, ya que la noche anterior dejamos la ropa en el jacuzzi.

Seguimos besándonos y tocándonos. Al menos yo no podía parar de tocar a Mikel. La noche anterior estaba muy nerviosa y apenas le hice nada, pero esta vez… es diferente.

-          Te emocionas mucho, pequeña – rió excitado.
-          Cállate…

Otra vez nos volvimos a besar. Las manos de Mikel recorrían todo mi cuerpo, al igual que las mías en el suyo.
Noté algo abultado y sonreí. Sé perfectamente que es lo que notaba.

-          ¡Chicos!

Abrimos mucho los ojos. Nos separamos al momento sin saber que hacer.

-          ¡Espera! – gritó Mikel. Me miró – escóndete, corre
-          ¿Dónde?
-          En… en el armario

Me levanté de la cama y me escondí justo allí. Cerré la puerta, pero dejando una pequeño rendija para observar.

-          Ya puedes pasar… - dijo Mikel tapándose de la cabeza a los pies.
Fue Elena la que entró. Al ver a Mikel en ese estado empezó  a reír.

-          ¿Pero que haces así?
-          Nada… como tenía calor decidí dormir de esta manera…

Rió mucha más y al momento mira a los lados.

-          ¿Y Alicia?
-          No se, yo volví solo de la fiesta

Se aguantó una sonrisa y miro justo al armario. No me moví, por si las moscas.

-          Ya, claro… si no queríais que nos enterásemos de lo vuestro, no deberíais haber dejado la ropa tirada en el jacuzzi.

Mikel se mordió el labio y miró al suelo un poco avergonzado.

-          Alicia, tu deberías sacar al menos la cabeza del armario o te dará algo malo

Haciendo caso, saque solo la cabeza. Estaba muerta de vergüenza por la pillada.

-          Tened

Nos tiró la ropa al suelo.

-          Cuando queráis, bajáis a desayunar

Cerró la puerta con un golpe seco. Salí poco a poco.
Empecé a reír, y al segundo, Mikel hizo lo mismo.

Me acerqué a el y nos abrazamos cariñosamente. Le di un beso pequeño.

-          ¿Nos duchamos y ahora bajamos? – susurró Mikel aun besándome.
-          ¿Los dos en la ducha?
-          Claro que si

Sonreí y le cogí de la mano para ir juntos al baño. Por suerte, la habitación tenía su propio baño, por lo que no hacía falta salir al pasillo.

Entramos y cerramos la puerta. Nos miramos, seguíamos desnudos.
Nos metimos en la ducha e inmediatamente salió agua de ella.

-          Estás preciosa… - dijo Mikel con dulzura, acercándome a el.
-          ¿Solo cuando estoy desnuda?
-          No, siempre

Nos fundimos en un beso largo e intenso. Hacíamos de todo menos ducharnos.

-          Ten cuidado, Mikelino – reí – que no has traído condones
-          Mierda…

Reí en sus labios. El me mordió los míos.

* * *

Al salir de la ducha, nos vestimos y dirigimos rápidamente a la cocina, donde allí seguían nuestros amigos.

Nos dirigieron miradas, pero no dijeron nada. Simplemente nos observaban.

-          Buenos días – dije con tranquilidad.
-          ¿Y esas caras? – preguntó Mikel confundido.

De repente, todos se levantaron gritando ‘’Nueva pareja’’.
Reímos y nos miramos. Están locos, pero les queremos mucho.

-          ¡Ya hay dos parejas aquí! – celebró Karen entusiasmada.

-          ¿Dos? – preguntamos yo y Mikel a la vez.

jueves, 1 de agosto de 2013

Capitulo 29


-          Dime…

Nos miramos a los ojos. Finalmente sonreí y le saqué la lengua.

-          ¡Como nos vea alguna persona, te mato!

Me saqué la camiseta bajo la atenta mirada de Mikel, el cuál sonreía complacido.
El también se la sacó, y sin perder más tiempo, se quito los pantalones.

Con facilidad me quité la falda. Miré a mí alrededor, con temor de que alguna persona que pasara por la calle, nos viese.

-          Alicia, no nos verá nadie – tranquilizó Mikel cogiéndome la mano.

Asentí y le besé en los labios.
En un solo movimiento, Mikel ya me tenía en el aire. Me abrazaba con cariño, y su sonrisa… tenia una sonrisa de enamorado que no se la quitaba nadie.

Nos volvimos a besar. Las manos de Mikel se deslizaron por mi espalda hasta llegar al broche del sujetador.
Me puse un poco tensa, pero lo disimule besándolo con mucho más pasión que antes.

Lo desabrochó y sin darme tiempo a nada lo tiró lejos. Sin poderlo evitar me sonrojé ligeramente.

-          ¿Vamos ya al agua? – pregunté con poca respiración.
-          Por supuesto

Se bajó los boxers. Estaba desnudo delante de mi, no supe como reaccionar.
Miré a un lado mordiéndome la uña, supongo que ahora era mi turno.

Mikel se metió en el jacuzzi, el cuál acababa de encender para que el agua se removiera.

-          ¿Vienes?

Le sonreí y con algo de miedo me quité la poca ropa que me tapaba, quedándome ya sin nada encima.
Mikel sonrió y se mordió el labio al verme, era la primera vez que nos veíamos desnudos.

Entré poco a poco, el agua estaba a una temperatura perfecta.
-          Ven aquí – dijo Mikel con dulzura.

De repente, todo el miedo y nervios de hace unos minutos se esfumó al ver amor en los ojos de Mikel.

Alzó los brazos para recogerme. Lo acepté y me dejé caer a su lado, abrazada con cariño.

-          Pues no está mal el jacuzzi – comenté riendo – sobre todo si estás tu conmigo

Me beso en el cuello a la vez que sonreía. Me mordí el labio y cerré los ojos. Pero por poco tiempo, los abrí al notar la mano de Mikel en mi pierna, que cada vez subía más.

Hice un movimiento brusco para que no llegase a su destino. Este me miró extrañado, y entonces pilló que me ocurría.

-          Alicia ¿tu quieres hacer esto?
-          Si, claro
-          Te noto presionada
-          No es eso, es que… es la primera vez que hago esto y me siento extraña

Sonrió con dulzura y me dio un pico.

-          Tranquila, no te va a pasar nada malo…

Otra vez me besó, solo que esta vez, el beso fue fuerte, intenso.
Se lo seguí con más intensidad. Mikel me cogió y me puse encima de el, sin separarse de mis labios.

Estábamos más pegados que nunca. Y sobre todo excitados.
Me colocó justo en su parte, notándola debajo de mí. Al estar en contacto conmigo se empezó a mover.

Nos besamos con pasión, para mi, en este mismo instante solo éramos Mikel y yo.  Me apretó más hacia el.

Sus manos recorrieron todo mi cuerpo, y esta vez si que deje que tocase todo lo que quisiera.

-          ¿Vamos… a la habitación? – suspiró Mikel, muy excitado.
-          ¿Y que se supone que haremos allí?

Nos miramos. Los dos sabíamos la respuesta.

Le di un beso en la frente y me salí del jacuzzi con Mikel detrás.
Nos dirigimos corriendo a la habitación, y ya allí, nos miramos fijamente.

Caí a la cama con un solo empujón. Se puso en mi encima.
Mikel, sonriendo más que nunca, me besó con fuerza. Le seguí el beso, pero por desgracia, más nerviosa que nunca. Él paró y me miró a los ojos, a la vez que me acariciaba la mejilla.

-          ¿Seguro que estás preparada?

Asentí y otra vez le devolví el beso. Agarró mi cintura con fuerza. Cerré los ojos y me dejé llevar por lo que sentía en esos momentos. Solo puedo decir, que fue la mejor noche de mi vida.