sábado, 27 de julio de 2013

Capitulo 25

-          ¡No, no! ¡Para Mikel, por favor!
-          ¿Para que voy a parar?

Finalmente caí al suelo, llorando de la risa. Me retorcí en el, pataleando y dando golpes al aire.
Mikel, riendo incluso más que yo, se tumbó sobre mí y siguió haciéndome cosquillas.

-          ¡Por-Por favor! – reí, las lágrimas no me dejaban de caer - ¡me matas!
-          ¡Como te voy a matar!

Siguió con las cosquillas, le divertía verme así.
En un momento dado se distrajo, por lo que actué y le di un pequeño golpe en la cara antes de salir corriendo.

-          ¡Te vas a enterar!

Corrí lo más rápido que pude por la casa, pero como siempre, Mikel es muy rápido y me atrapa con facilidad.

Llegué al salón y no duré nada. En menos de un segundo, Mikel me tenía en brazos.
Caímos al sofá. El encima y yo debajo. Juntos, más juntos que nunca.

Me miró con picardía y sonrió, una de esas sonrisas que me mata.
Posó sus manos en mi vientre, dispuesto a hacerme de nuevo las cosquillas.

-          ¿Te las hago? – preguntó divertido.

Negué con la cabeza, sonriendo.

-          Muy bien, dame una razón para no hacerlo
-          Pues… - pensé un poco en la respuesta – si me las haces te quedas sin besos.

Empezó a reír y me miró con ternura.

-          No aguantarías ni un minuto
-          Puede aguantar dos meses si hace falta

Alzó una ceja y se encogió de hombros. Acercó su cara a la mía.
Nuestros labios se rozaron. Mordió el suyo, mirando los míos con deseo.

-          Si me besas no te lo devolveré – susurré también mirando sus labios.
-          ¿Seguro?

Sin previo aviso me empezó a besar con fuerza, con deseo.
Intenté no seguirle los besos, pero era imposible. Sin poder más se los empecé a devolver.

Buscábamos nuestros labios con fuerza, los necesitábamos.  
Mikel los separo, pero simplemente para coger aire y llevarlos a mi cuello.

Abrí la boca por el placer que me producía aquello, todo se me estaba yendo de las manos.
Mikel se quitó la camiseta y siguió besándome. Me la quitó a mi, no opuse resistencia. Disfrutaba del momento.

-          Te quiero – dijo sonriendo, dándome picos.
-          Y yo a ti

Llevó sus manos al botón de mi pantalón y lo empezó a desabrochar.
No le di importancia, puesto que yo quitaba el suyo a la vez.

Pero entonces la cosa se complicó. Mikel bajó hasta mis ingles, dando besos por hay.

Empezó a jugar con el elástico de las braguitas, dispuesto a quitarlas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario