-
¡No,
no! ¡Para Mikel, por favor!
-
¿Para
que voy a parar?
Finalmente
caí al suelo, llorando de la risa. Me retorcí en el, pataleando y dando golpes al
aire.
Mikel,
riendo incluso más que yo, se tumbó sobre mí y siguió haciéndome cosquillas.
-
¡Por-Por
favor! – reí, las lágrimas no me dejaban de caer - ¡me matas!
-
¡Como
te voy a matar!
Siguió
con las cosquillas, le divertía verme así.
En
un momento dado se distrajo, por lo que actué y le di un pequeño golpe en la
cara antes de salir corriendo.
-
¡Te
vas a enterar!
Corrí
lo más rápido que pude por la casa, pero como siempre, Mikel es muy rápido y me
atrapa con facilidad.
Llegué
al salón y no duré nada. En menos de un segundo, Mikel me tenía en brazos.
Caímos
al sofá. El encima y yo debajo. Juntos, más juntos que nunca.
Me
miró con picardía y sonrió, una de esas sonrisas que me mata.
Posó
sus manos en mi vientre, dispuesto a hacerme de nuevo las cosquillas.
-
¿Te
las hago? – preguntó divertido.
Negué
con la cabeza, sonriendo.
-
Muy
bien, dame una razón para no hacerlo
-
Pues…
- pensé un poco en la respuesta – si me las haces te quedas sin besos.
Empezó
a reír y me miró con ternura.
-
No
aguantarías ni un minuto
-
Puede
aguantar dos meses si hace falta
Alzó
una ceja y se encogió de hombros. Acercó su cara a la mía.
Nuestros
labios se rozaron. Mordió el suyo, mirando los míos con deseo.
-
Si
me besas no te lo devolveré – susurré también mirando sus labios.
-
¿Seguro?
Sin
previo aviso me empezó a besar con fuerza, con deseo.
Intenté
no seguirle los besos, pero era imposible. Sin poder más se los empecé a
devolver.
Buscábamos
nuestros labios con fuerza, los necesitábamos.
Mikel
los separo, pero simplemente para coger aire y llevarlos a mi cuello.
Abrí
la boca por el placer que me producía aquello, todo se me estaba yendo de las
manos.
Mikel
se quitó la camiseta y siguió besándome. Me la quitó a mi, no opuse
resistencia. Disfrutaba del momento.
-
Te
quiero – dijo sonriendo, dándome picos.
-
Y
yo a ti
Llevó
sus manos al botón de mi pantalón y lo empezó a desabrochar.
No
le di importancia, puesto que yo quitaba el suyo a la vez.
Pero
entonces la cosa se complicó. Mikel bajó hasta mis ingles, dando besos por hay.
Empezó
a jugar con el elástico de las braguitas, dispuesto a quitarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario