<<Que
no me vea… que no me vea… que no me vea…>>
Cuando
supe que ya estaba a salvo de Albert me bajé la capucha de la sudadera.
Desde
el concierto no he sabido nada de el, y menos que quiero saber ahora.
Me
sentiría muy incomoda si nos viéramos y si fuese a decirme algo.
Recordé
a Mikel y sonreí. ¡Qué mono es cuando quiere!
Ahora
me tocaba sociales, y en esa clase lo que hacemos es perder el tiempo, así que
le contaré a Erica todo lo que sucedió.
-
¿Alicia?
-
¡Hola
Paula!
Paula
es una compañera de cursos pasados, no somos tan amigas, pero me cae bien.
-
Oye,
¿Te toca sociales?
-
Si,
¿Por?
-
Han
entrado…
-
¡Mierda!
Salí
corriendo para clase, mientras Paula reía por detrás. Puta loca, pensaría.
Exacto,
habían entrado, con la cosa de darle esquinazo a Albert se me había olvidado
por completo la hora que era.
Di
dos golpes a la puerta y entré con un poco de vergüenza.
Todos
se giraron a mirarme, a la mayoría no le importó que llegara tarde, más bien,
puede que mi tardanza quite minutos de clase.
-
¿Te
parece normal llega 15 minutos tarde? – preguntó la profesora mosqueada.
-
No
me fijé en que hora era…
-
¡Irresponsable!
-
Es
la primera vez que llego tarde, así que…
-
¡No
te quejes! ¡Siéntate al final de todo!
Resoplé
y me tragué los insultos que tenía preparados.
Me
senté al final del todo, tal y como dijo la profesora, sin muchas ganas.
Miré
al frente y por primera vez en la mañana reí, aunque silenciosamente.
-
Gilipollas…
- susurró Mikel mientras seguía poniéndome caras raras.
-
Imbécil
– respondí en voz baja intentando controlar la risa.
-
Sexy
-
Guapo
-
Te
quiero
Noté
como mis mejillas se teñían de rojo, y eso también lo notó Mikel porque empezó
a reír, pero claro, sin hacer ruido.
Miré
al suelo y susurré en una voz tan baja que ni siquiera yo misma me enteré ‘’Yo
más’’.
La
clase se pasó volando. Todo gracias a las cabras locas de Erica y Marta. (Sin
mencionar a Mikel que no paraba de tirarme bolitas de papel).
Salí
de clase casi de las primeras, no tenía ganas de que la profesora me parase
para echarme una bronca.
Tenía
dispuesto a irme a otro pasillo hasta que se fuera, conozco a Rosa (es el
nombre de la profesora de sociales) y sé que me castigaría incluso.
Alguien
me cogió con suavidad de la mano y sonreí. Este Mikel es increíble.
Di
la vuelta, pero no, no era Mikel.
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